CUBA, la tierra más hermosa.., que ojos humanos hayan visto jamás.
Estas fueron las primeras palabras que pronunció Colón cuando llegó a aquella isla más allá del océano. Completamente sometido por la belleza de sus playas caribeñas, por la magia de sus aves y aquel clima tropical.
La historia cubana dió como resultado una identidad cultural de marcada personalidad. Las influencias española, estado-unidense y africana que se moldearon sobre la base amerindia, conjugaron un hechizo que su paradisíaca tierra magnificó.
Pasearemos por su famosa capital, La Habana, pero no olvidaremos recorrer otros lugares realmente atractivos para cualquier viajero.
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DIEZ LUGARES QUE DEBES VER
Pasemos ahora a nuestra lista de los diez imprescindibles. Esos puntos que no deben faltar en tu itinerario por esta maravillosa tierra.
Dedicaremos un amplio espacio a su capital, La Habana, fundamental para el turismo. Pero no nos detendremos solo en ella, porque Cuba tiene otros lugares que llaman ser visitados.
Así que… en marcha.
El Malecón de La Habana
Nuestro recorrido por Cuba comienza por La Habana, que no solo es su capital; es la mayor de sus ciudades, su principal motor y el punto turístico más importante. Y si de algún lugar debemos hablar en primer lugar es, sin duda, de uno de los iconos de la ciudad.
Se inicia su construcción durante el gobierno provisional de los EE.UU. en Cuba en el año 1901. Terminándose ese primer tramo al año siguiente.
A lo largo de cincuenta años se irán añadiendo nuevos tramos, comprendiéndose el conjunto en cuatro y alcanzando casi 8 km de largo.
Se ideó con dos funciones. La primera y obvia es la de ser barrera contra el mar. La segunda era configurar una zona turística y que llamase a la vida social. Ambos propósitos logrados sin duda.
En él se encuentran algunos de los mejores hoteles de La Habana, como el Hotel Nacional o el Riviera. Es también punto de encuentro local, desde músicos callejeros hasta pescadores que aguardan junto a sus cañas. Sin olvidar los atardeceres, que se contemplan más hermosos desde este mirador.
Tanto por la arquitectura que lo acompaña, como por la agradable brisa marina, el malecón habanero es un lugar ideal para el paseo. Incluso en las noches, donde se acercan muchos cubanos a beber y reunirse con los amigos.
En el extremo oriental del malecón encontrarás el Castillo de San Salvador de la Punta, una de las cuatro fortalezas diseñadas para proteger la ciudad durante el dominio español. En la actualidad es un museo en el que podrás contemplar maquetas de barcos de época, así como información de los mismos y sobre el comercio de esclavos. También se exhiben diversos objetos recuperados de flotas españolas hundidas.
Si visitas la ciudad en Agosto, podrás disfrutar del Carnaval de La Habana, con sus desfiles de carrozas y música en las noches atravesando el malecón.
La Habana Vieja
Siguiendo el malecón en dirección este, hacia el puerto natural que forma la Bahía de la Habana, llegaremos hasta el viejo barrio que fueron los inicios de la ciudad. Y un punto referencia turístico de la urbe en su actualidad.
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1982, su importancia histórica y arquitectónica viaja a través del tiempo. Iglesias, palacetes, fortalezas y monumentos, que se suman en este hermoso casco antiguo.
Hay mucho que ver en La Habana Vieja, nosotros hemos optado por movernos por sus plazas.
Mientras que las ciudades coloniales solían edificarse a partir de una plaza central, la capital cubana se desarrolló desde cuatro. La Plaza de Armas, como centro militar; la Plaza de la Catedral, el religioso; la Plaza Vieja, en donde se encontraba el mercado más importante; y la Plaza de San Francisco de Asís, ante el puerto y que era el principal punto de importación y exportación de la isla.
La Plaza de Armas fue la primera, aunque la actual nace fruto de una reforma tras la explosión del barco español Invencible en el año 1741, debido a un rayo que impactó en su mástil. El Palacio de los Capitanes Generales, el Palacio del Segundo Cabo, o el Museo de Historia Natural, cuya visita es más que recomendable; son algunos de los lugares de interés.
La Plaza de la Catedral es una muestra del barroco cubano, siendo todos sus edificios originales del siglo XVIII. Además de la catedral de San Cristóbal, varios palacios llamarán tu atención; como el de los Marqueses de Aguas Claras o el del Marques de Arcos. Sin dejar de mencionar el de los Condes de Casa Bayona, en el que se encuentra el Museo de Arte Colonial.
Cerca de esta plaza está uno de los locales con más historia de la isla, La Bodeguita del Medio. Famosa por ser la favorita de Ernest Hemingway y que ha servido a otros ilustres a lo largo del tiempo, tales como Pablo Neruda. Además también es reconocida como uno de los mejores sitios para degustar la típica comida criolla.
Nos pasearemos ahora por la Plaza Vieja, a la que curiosamente se la llamó en sus inicios como Plaza Nueva. En el pasado se situaba en ella el mercado abierto más importante para los habaneros, en la actualidad es una zona llena de cafeterías y restaurantes. Un lugar agradable en el que tomar algo y en el que nuevos palacios se te presentarán. Sin olvidar mencionar la cercana Fototeca, museo y archivo fotográfico de la isla.
Por último la Plaza San Francisco de Asís. Esta se creó ante el puerto español y en ella se encontraba el primer mercado. Pero las quejas de los religiosos del convento que le da nombre, molestos por el ruido que causaba, fue lo que ocasionó la creación de la Plaza Vieja. Dicha iglesia-convento es hoy uno de sus atractivos, tanto como ejemplo arquitectónico como por ser en la actualidad el Museo de Arte Religioso. Además de esto, por su magnífica acústica, también se emplea como sala de conciertos. Anexo al antiguo templo el jardín dedicado a la Madre Teresa de Calcuta.
También en esta plaza podrás visitar otro museo, algo distinto, el Museo del Ron. Donde se te invita a un viaje a través de la historia de esta bebida y sus procesos, así como buena parte de la cultura cubana.
El Capitolio de La Habana
Seguimos en La Habana Vieja y nos detenemos en un punto que lleva dominando las vistas urbanas desde que llegamos.
Otro de los edificios indispensables, icónicos y de mayor importancia histórica, es este impresionante palacio neoclásico. Inspirado, como el Capitolio estadounidense de Washinton DC, por el Panteón de París y la Basílica de San Pedro del Vaticano. Ambos que ya visitamos en artículos anteriores.
Sin duda recuerda al estadounidense, pero los cubanos se enorgullecen de que el suyo sea más alto. Mientras que el situado en Washinton alcanza los 88 metros de altura con su cúpula, el de La Habana llega a los 91,73. También más ancho y largo, un metro según dicen.
Un dato curioso es que bajo su enorme cúpula, de 62 metros, hay situado un valioso diamante de 25 kilates.
Construido en 1929 durante el mandato del quinto presidente cubano, Gerardo Machado, veterano de la Guerra de Independencia. Obra del también cubano Eugenio Raynieri Piedra, arquitecto con más trabajos en La Habana.
Su función original fue la de ser sede del gobierno de la isla, construido en el mismo centro la capital. Tras la Revolución, se convirtió en los Ministerios de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. También como sede de la Academia de Ciencias de Cuba.
Actualmente se encuentra siendo restaurado, principalmente para que se convierta de nuevo en sede del gobierno; en este caso de la Asamblea Nacional. Los trabajos ya están a punto de finalizar, por lo que las visitas guiadas te llevarán por el pasado cubano y podrás acceder a todas sus salas.
Ya no solo para sacarse una foto con su presencia al fondo, es la belleza de sus interiores y la grandeza de uno de los más bellos palacios del mundo. Visita imprescindible.
La Plaza de la Revolución
Pero si hay un icono nacional en la actualidad es esta enorme plaza, una de las mayores del mundo. En concreto la número 39, la tercera de América tras la Macroplaza de Monterrey en México y la Plaza de Balcarce en Argentina.
Nos dirigimos hacia el oeste desde el Capitolio, siguiendo la arbolada avenida Carlos III para visitarla.
Se creó como la Plaza Cívica o Plaza de la República, durante el mandato de Batista, cambiando su nombre tras la victoria de los revolucionarios y convirtiéndose en un lugar que rememorase aquel hecho.
El principal monumento es la espectacular torre dedicada a José Martí, poeta y revolucionario cubano considerado uno de los padres de la independencia de la isla. Además de este monumento, existen otros dos en La Habana para honrarle.
El edificio es el más alto de la isla, con más de 140 metros hasta sus remates y se puede ascender hasta su mirador, desde el que contemplar toda la capital. Además de recorrer el memorial dedicado al artista.
Aunque sin duda la imagen más llamativa y que ha recorrido la mente colectiva se halla enfrente. Nos referimos a esa representación tan característica de “El Ché” Guevara, que se encuentra en la fachada del Ministerio del Interior, obra de Enrique Ávila, junto a la frase “Hasta la victoria siempre”. Imagen inspirada por la famosa foto que tomó Alberto Korda y que se ha convertido en la más reconocible del revolucionario argentino.
Hace algunos años el mismo autor añadió otro relieve exactamente como el de Ernesto Guevara y junto al de este, dedicado a Camilo Cienfuegos, otro de los principales revolucionarios.
Desde la llegada al gobierno de Fidel Castro, la plaza se convirtió en el lugar elegido para mítines y marchas populares, como la del Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajador.
También en ella se han celebrado los funerales de personalidades cubanas. Por supuesto la multitudinaria ceremonia tras la muerte de Fidel Castro también se celebró aquí, antes de trasladar sus restos hacia Santiago de Cuba, donde descansarían. Queriendo también de este modo homenajear la Caravana de la Libertad realizando el camino en sentido contrario. La ruta que siguieron tras la victoria los revolucionarios.
La Plaza de la Revolución es un lugar de gran importancia política, que representa el triunfo de su lucha y honra a quienes la hicieron posible.
Necrópolis de Cristobal Colón
Muy cerca de la Plaza de la Revolución podrás visitar un lugar especial, uno de esos que no suelen ser sinónimo de turismo, aunque en este caso sin duda merece el paseo.
Se trata de un cementerio, pero no de uno cualquiera.
Abre sus puertas en 1854 y desde entonces va creciendo a gran ritmo, llenándose de obras escultóricas y mausoleos de enorme belleza. Es el principal cementerio de Cuba, el mayor de América Latina y considerado uno de los más importantes y hermosos del mundo.
Las mismas puertas del cementerio reciben junto a una magnífica talla de mármol de Carrara de 21 metros de alto, representación de las virtudes de la caridad, la fe y la esperanza. La puerta es obra del arquitecto español Calixto de Loira, con los relieves y las esculturas del cubano José Vilalta.
Su cómodo trazado en cuadrículas permite transitarlo fácilmente, disfrutando de los monumentos funerarios. Algunos de ellos de verdadero lujo. El mármol de Carrara es algo común en él.
En este cementerio se encuentran los restos del famoso fotógrafo Alberto Korda, quien tomó la fotografía más icónica de “El Ché”, así como otras de gran valor histórico sobre la Revolución y de otros personajes fundamentales. Buena parte de su obra se expone en la Casa de las Américas, en la misma Habana.
Otro ilustre es el ajedrecista Jose Raúl Capablanca, uno de los grandes maestros y que se coronó como campeón mundial en los años 20.
Más que por un interés mórbido, lo que realmente llama es la calidad de las tallas y las formas arquitectónicas dedicadas. Como un museo exponiendo sus obras al aire libre, todas siguiendo la filosofía del tránsito de la vida, como un paseo que disfrutar y que otros honraran tras nuestro paso.
Hay que pagar entrada, unos 5€, y tener respeto por el lugar que se está recorriendo.
La mezcla de sus obras, la paz y ese eterno descanso que custodia, son una curiosa combinación. Lejos del colorido de las calles habaneras, de su música y de todo lo mundano.
El Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro
Antes de abandonar La Habana para recorrer la isla en busca de otros lugares, nos pasearemos al otro lado de la bahía, cruzando el estrecho de su entrada gracias al Túnel de La Habana.
Llegamos a esta importante fortaleza que supuso la primera línea defensiva de la ciudad. Construida en el siglo XVI, durante el periodo imperial español, sobre un cerro que permitía un dominio absoluto de la entrada a puerto.
Su arquitecto fue el italiano Juan Bautista Antonelli “el Joven”, que trabajó para la Corona Española en la construcción de otras fortalezas, como la de Santo Domingo en Cartagena de Indias.
A mediados del siglo XVIII le será dada su morfología final, principalmente por los daños sufridos tras el ataque inglés sobre la capital cubana. Esta será diseñada por los ingenieros militares españoles Silvestre Abarca y Agustín Crame. Su posición le otorgaba una defensa natural, el promontorio que obliga su línea, impedía cualquier acceso y permitía que los cañones mantuviesen a raya a las flotas enemigas.
También conocido como el Castillo del Morro, su curioso nombre le fue dado por el mismo rey hispano Felipe II, que quiso que contase también con un altar en honor de los bíblicos magos que visitaron a Jesús en Belén.
Junto a su faro forman la reconocible línea del litoral habanero y se considera junto al Capitolio un icono de la capital.
En la actualidad se ha reconvertido en museo, en el que adentrarse en el pasado naval y en algunos de los conflictos históricos de la isla. Su paseo interior deja entender la solidez que representaba y su importancia.
También se puede visitar el faro y subirlo hasta sus 30 metros. Por otro lado, dos restaurantes permiten disfrutar de magníficas vistas de la costa cubana; Los Doce Apóstoles y la Divina Pastora. Así como un bar.
Paseo por la historia cubana y punto que gusta ser fotografiado. Uno de esos lugares que hay que ver para poder decir que se estuvo en La Habana.
Varadero
Dejamos ahora La Habana y nos ponemos en marcha para recorrer la isla, como primer destino su punto más norteño.
Lo primero que atrae a este lugar son sus playas bañadas por el Caribe. La estrecha península en que se encuentra dispone de más de 20 km de finos arenales, perfectos para el simple baño, el buceo y un gran número de otras actividades náuticas.
Hasta 23 zonas de buceo entre el coral y su diversidad marina, con cursos de iniciación especializados. Surfing, esquí acuático, vela, pesca deportiva… o el Varasub, un ruta en barco con fondo de cristal para poder contemplar las maravillas submarinas desde la superficie.
Las cálidas y azules aguas durante todo el año, los hermosos paisajes o el leve grado en que desciende su litoral, lo han convertido en un pequeño paraíso al que acudir.
Su disposición total al turismo oferta numerosos hoteles, bungalows, aparthoteles y villas. Además de contar con su propio aeropuerto, el segundo en número de pasajeros de la isla. Sin olvidar mencionar todos los servicios que añaden, como restaurantes, bares, discotecas, paseos a caballo, o el golf, tenis e incluso paracaidismo; que también cuenta con cursos de iniciación.
Destacar la Reserva Ecológica Varahicos, en el extremo oriental de la península, que ofrece un agradable paseo por un entorno de cavernas y que muestra flora y fauna local. Se llega directamente con el bus turístico y se tiene libertad para recorrerla, lo cual no lleva más de una hora.
Otros lugares de interés en Varadero son su Delfinario, especialmente para los más pequeños, en donde además de shows se puede nadar con los delfines. Y la Casa del Ron, por si te perdiste el Museo del Ron de La Habana o te quedaste con ganas de más.
Y la Cueva Saturno, que no se encuentra en Varadero concretamente, pero si cercana. Cueva con piscina natural, con distintos niveles señalados. Tanto para darse un refrescante baño, como para practicar snorkel.
Al fin Varadero se presenta como la experiencia caribeña en Cuba, ofreciendo lo que se espera de un punto turístico de primer orden.
Cayo Santa María
Vamos a continuar siguiendo la costa norte de Cuba, por donde ya la ruta que se nos presenta agradece nuestros ojos con el verdor y la hermosa orografía de la isla.
Ya desde Varadero el litoral cubano comienza a llenarse de cayos, islas de playas poco profundas, surgidas de las formaciones coralinas. Nuestro objetivo se encuentra entre estos, a varios km aún. Es otro enclave volcado al turismo, que aprovecha su privilegiado entorno y se ofrece con multitud de ofertas al visitante.
En el pasado tan solo los marineros conocían este lugar, ignorado por su difícil acceso. Por supuesto, durante la era dorada de la piratería, también estos se acercaron a él. Se dice que incluso en el Cayo Santa María hay o hubo un tesoro pirata enterrado; el de Mazzarelli y Tambasco.
Será ya en tiempos de Fidel Castro que se construya el acceso por carretera que permitirá a los cubanos acercarse con mayor facilidad al conjunto de estas islas. Y por supuesto a su vez la llegada del turismo.
Es tras Varadero el segundo punto turístico dedicado al clásico sol y playa, gracias a sus aguas caribeñas y a las posibilidades de ocio del lugar. Playas de arena blanca, actividades náuticas y gran oferta hotelera.
Si deseas escapar un poco y acercarte a un arenal más tranquilo, la playa Las Gaviotas, dentro del Refugio de Fauna Cayo Santa María, es tu destino.
También Cayo Santa María posee su propio delfinario, donde poder nadar con estos animales.
De este modo encontramos que Cuba nos deleita tanto con su rica cultura y su legado histórico, como con el simple disfrute de sus paisajes y clima.
Cienfuegos
Volviendo nuestros pasos, cruzando transversalmente la isla, ponemos rumbo a su otra costa. Nuestro objetivo es una pequeña población de gran belleza y que se ha ido convirtiendo en cuna de artistas, siendo su propia arquitectura reconocida como tal por la UNESCO; que desde 2005 dio la categoría de Patrimonio de la Humanidad a su centro histórico.
Su nombre puede impactar, pero no proviene de ningún incendio, sino del apellido del Capitán General de Cuba a principios del siglo XIX designado por España, José Cienfuegos Jovellanos. Originalmente fue fundada por colonos franceses y su nombre era Fernandina de Jagua.
Se encuentra en una bahía cerrada a la que se accede desde el Caribe por un estrecho corredor marino. Es una ciudad pequeña, diseñada a la manera colonial en cuadrícula, pero es que además cuenta con calles amplias y arboladas; lo que la convierte en una maravilla para pasear.
Y eso sin mencionar la belleza de sus edificios. Tanto los históricos como los modernos, que forman un conjunto perfecto. Una vez la contemples no pondrás en duda el nombre por el que se la conoce popularmente, La Perla del Sur.
Palacios como el de Valle, de entrada gratuita y que sorprende con su estilo mudejar, en combinación con otros. O el Ferrer, de estilo neoclásico y que ofrece un mirador en torre desde el que se tienen vistas panorámicas de Cienfuegos.
Junto a este último palacio tenemos el Parque José Martí, un punto importante de la urbe. No tanto por el parque en sí como por todo el entorno en que se encuentra. Como plaza central en el casco viejo, a su alrededor se alzan edificios de gran belleza. Permite un lugar de descanso agradable.
Entre los edificios ante el parque destaca el Teatro Tomás Terry, que ya solo por su clásico diseño del siglo XIX merece toda visita. Está dentro de los considerados monumentos nacionales cubanos y sigue en activo.
También ante el parque podrás contemplar la Catedral de la Purísima Concepción, cuya planta original data de 1833; y el Palacio de Gobierno que nos recuerda al Capitolio de La Habana, aunque más colorido.
Dejando el centro podrás acercarte al Malecón de Cienfuegos, que como el de La Habana, es punto de encuentro donde escuchar música y tomar unas copas.
Y por supuesto podrás disfrutar de playas, que tan bien sientan con el calor de estas tierras.
Trinidad
Hay muchos sitios por ver en Cuba, pero ya que estamos en Cienfuegos nos acercaremos hasta Trinidad; una pequeña población con un encanto colonial inigualable. Seguimos la carretera hacia el este, que nos lleva a recorrer las costas, junto a la boscosa Sierra de Escambray.
Es el último lugar en que nos detendremos en nuestro recorrido y es por una buena razón; que este es un sitio relajado, contemplativo y que se deja disfrutar a ritmo pausado.
Fundada en 1514, siendo la tercera villa que estableció España en la isla, ha mantenido todo su encanto colonial. Tal es así, que está considerada la ciudad colonial más bella de América. Algo que se debe al esfuerzo de autoridades y sobretodo de sus ciudadanos por conservarla.
Podrás adentrarte en su historia a través de cuatro museos.
El primero a visitar es el Arqueológico Guamuhaya, que nos aproxima a las culturas pre-colombinas de la isla. Se encuentra en la Casa Padrón, junto a la Plaza Mayor, que ya de por sí es digna de contemplar; presidida por la Iglesia de la Santísima Trinidad, de estilo neoclásico.
El siguiente es el de Historia, en el que se nos muestra el tiempo colonial. Se encuentra en el Palacio de Cantero, siguiendo la calle Desengaño que parte desde la mencionada plaza. Apoyando a este en su discurso cultural, tenemos el Museo de Arquitectura Colonial, en la misma plaza. En el se expone la evolución arquitectónica de la villa.
Por último el Museo Romántico, una exposición de la típica casa colonial del siglo XVIII-XIX, con sus 14 estancias decoradas a la moda de la época.
Trinidad, en realidad, es casi un museo en sí misma. Una pequeña villa de fácil recorrido y en la que el tiempo fluye a otro ritmo.
Pero si con la apacible ciudad colonial no te ha llegado, próxima a ella hallarás el Parque Natural Topes de Collantes. Un remanso de paz absoluto y de belleza natural. Tanto es así que en él se encuentra un balneario dedicado a tratamientos antiestrés.
A lo que sumar las rutas de senderismo a través de la sierra, que te llevarán hasta el Salto del Caburni, una cascada de 64 metros que cae en una poza.
Y si te has quedado con ganas de más turismo cultural, en Topes de Collantes se te pfrecen otros dos museos interesantes. El de Arte Contemporáneo Cubano, con una exposición dedicada principalmente a obras de los años 80. Y el Museo del Café, que nos aproxima a la historia de dicho cultivo y en el que se pueden degustar muestras.
Sin duda es esta una zona relajante para sentarse y dejar que el espíritu cubano, que nos ha estado cortejando durante todo el viaje, se destile tranquilo como ron viejo y fragüen los recuerdos que nos acompañarán por siempre de esta isla mágica.
UN LUGAR QUE NUNCA TE ABANDONARÁ
Ciertamente todo lugar del mundo tiene su propia personalidad, su cultura e identidad. Cada rincón tiene su belleza.
Pero Cuba tiene algo más.
Quizá sea su clima, esa cálida caricia caribeña. Quizá la fuerza evocadora de sus edificios o de esos coches americanos tan llenos de historia.
Quizá su música, que danza entre lo bucólico y la más sincera sonrisa.
Incluso puede que hasta la política haya jugado un papel en todo esto, porque no se puede negar que existe cierta sensación de cambiar de mundo cuando abandonas nuestro modelo capitalista y te adentras en estas tierras que se rigen por el comunismo. Algo que nos trae reminiscencias de tiempos en que uno soñaba con exóticos reinos y que hoy, la globalización, ha ido haciéndose perder.
Es una belleza que embauca, que tienta todos los sentidos.
Que acaba por quedarse dentro, en el alma.