Hacemos una pequeña escapada a dos preciosas y bellas ciudades de Marruecos. Conoceremos Casablanca, la ciudad más moderna y occidental del país que alberga una obra de arte, la mezquita Hassan II y haremos un pequeño recorrido por Rabat, capital del país situada frente al mar, que combina la modernidad con la tradición y monumentos que reflejan el legado islámico y colonial Francés.
Síguenos:
Sin pensarlo, estábamos ya subidos en avión. Salíamos desde Madrid con llegada en Casablanca, por lo que vuelo cortito y muy cómodo.
Llegamos a el aeropuerto de Casablanca y ya nos estaba esperando el chofer de la compañía con la que habíamos contratado los traslados, que a su vez serían los que nos llevarían a Rabat.
Llegamos al hotel Idou Anfa Hotel & SPA (Puedes reservar desde aquí), la primera impresión fué muy buena. Llegamos al mediodía y como estaban terminando de preparar nuestra habitación, decidimos comer en el restaurante del hotel mientras terminábamos de hacer el check in.
Subimos a la habitación después de comer y nos relajamos un poco, era la hora de la siesta de Eizan. Al despertar, subimos al bar panorámico del hotel que se encontraba en las plantas superiores, y habíamos leído que tenia unas preciosas vistas panorámicas a la ciudad y sobre todo a la joya de la corona de la ciudad, la gran Mezquita Hassan II.
Las vistas no defraudaron:
Esa tarde no teníamos plan, así que la pasamos en la piscina del hotel disfrutando y pasándolo genial con el enano jejeje.
Para cenar buscamos un pequeño restaurante de comida rápida en los alrededores y nos fuimos a dormir prontito, mañana empezábamos a turistear la ciudad.
Al día siguiente nos levantamos con ganas e ilusión por conocer una nueva ciudad y sobre todo la gran mezquita.
Desayunamos y pusimos marcha dando un agradable paseo para visitarla.
Al llegar es realmente admirable, creo que simplemente por esta obra de arte merece una visita a Casablanca.
Por supuesto, nos pusimos ha hacer unas preciosas fotos y admirar su impresionante arquitectura exterior.
No nos entretuvimos mucho, ya que para acceder al interior, solo es posible mediante visita guiada en diferentes idiomas a diferentes horarios respectivamente, por lo que nos dirigimos a la zona de compra de entradas para conocerla por dentro.
Entramos en un grupo de unas 20 personas, la guía hablaba perfectamente el castellano.
Sólo puedo decir una cosa, si por fuera es impresionante, creo que por dentro lo es el doble. Posiblemente junto con la Mezquita Sheikh Zayed de Abu Dhabi, es la que más nos ha dejado con la boca abierta. Es realmente enorme. La sala de oraciones tiene una capacidad para más de 20mil personas.
La visita fue rápida pero amena, un poquito sobre la historia, ver diferentes salas y pisos subterráneos etc… Merece totalmente la pena.
Pasamos más de media mañana viendo la “joya” de Casablanca, pero antes de comer fuimos a caminar por la Medina.
La medina de Casablanca no es nada comparable con cualquier medina de otra ciudad de Marruecos como por ejemplo Marrakech o Fez, pero puedes hacerte una pequeña idea de cómo vivían en estas ciudades siglos atrás.
Estuvimos un rato paseando por sus calles, gente agradable y apenas nos “agobiaron”.
Era la hora de comer, si que buscamos algo. Vimos un pizza hutt, vale que no es muy típico de allí, pero nos apetecía pizza y pasta jejej.
Comimos tranquilos y relajados, no teníamos prisa. La tarde teníamos planeado ir al barrio Habous, conocido como la Medina nueva, donde también visitaríamos Mahkama Du Pacha, un edificio con una arquitectura típica árabe que es realmente una obra de arte.
Cogimos un taxi y llegamos a Habous.
Un barrio bastante moderno donde donde había muchas tiendas parecido a un zoco. Nada mucho mas que destacar.
Nos dirigimos a Mahkama Du Pacha. Habíamos leído varias historias sobre su entrada, que si para visitarla era obligatorio ir con guía y cosas por el estilo, pero lo que nos paso a nosotros fue un poco surrealista.
Llegamos al edificio y nos dirigimos a la entrada. En ella había dos personas, una muy bien uniformada, como si fuera del estado o de la seguridad del edifico. Preguntamos y su primera respuesta fue, que por ser fin de semana permanecía cerrado al publico. Insistimos un poco y el chico que no iba uniformado nos comentó que nos dejaban pasar a cambio de unos pocos dirhams. Fue ahí cuando pusimos un poco cara alucinando, a la vez de algo molestos y enfadados. Ellos se percataron un poco, y entonces la persona que iba uniformada nos dijo que pasáramos pero no estuviéramos mucho tiempo, así que para flipar jejeje.
Entramos y la verdad que merece muchísimo la pena. Una arquitectura típica árabe, es un placer recorrer cada rincón, sus columnas, sus patios… son realmente espectaculares.
Salimos y era ya tarde, cogimos un taxi al hotel. Esta noche cenamos en el hotel y nos fuimos directamente a dormir.
Nos despertamos prontito y directos a desayunar, Hoy teníamos una excursion privada a Rabat.
En cuanto acabamos ya teníamos al chófer esperándonos en la puerta del hotel. Un viajecito de poco mas de una hora sin ningún problema.
Nuestra primera parada en Rabat fue el Palacio Real. Un majestuoso palacio rodeado por inmensos jardines.
No nos entretuvimos mucho, unas fotos a la puerta de entrada y poco mas.
A continuación iríamos a la Necrópolis de Chellah, un antiguo complejo que alberga las ruinas de un asentamiento Romano. Al llegar Eizan se había dormido, y el guía nos comento que para acceder con el carrito era bastante incomodo. La verdad que nos asomamos un poco en la entrada y tampoco nos llamo mucho, así que nos lo saltamos y fuimos directos al mayor atractivo turístico de la ciudad.
Nos referimos al Mausoleo de Mohamed V y la Torre de Hassan, situados ambas en la misma explanada.
Decir que este lugar nos encanto, nos pareció mágico. En primer lugar nos dirigimos al Mausoleo, es el monumento más emblemático de la capital marroquí. En memoria del Rey Mohammed V, el cual proclamó la independencia de Marruecos, su hijo Hassan II construyó este mausoleo que alberga la tumba del rey Mohamed V, y la de sus hijos Hasán II y su hermano menor Mulay Abdellah.
Construido sobre un alto pedestal y con una bella fachada de marmol blanca.
Una vez dentro, si por fuera es increíble, su interior es realmente fascinante. Decorado y cuidado con todo tipo de detalles preciosos y lujosos como podéis observar en las fotos.
Al entrar, accedes a una especie de balcón superior, donde puedes observar los sarcófagos.
Seguidamente, nos acercamos a la Torre de Hasan que se encuentra enfrente del mausoleo. Realmente es un minarete de un mezquita inacabada que pretendía ser la mezquita mas grande del mundo. Junto al minarete, se encuentran un montón de columnas derruidas, las cuales iban a formar parte de la construcción, dotando de todo el lugar un sitio especialmente fotogénico y que nos gusto muchísimo.
Nos dedicamos ha realizar bastantes fotos, ya que como os hemos contado, es un lugar precioso de fotografiar.
Antes de despedirnos de este asombroso lugar, comentaros que junto al mausoleo se encuentra la Mezquita de Hassan, aunque no visitable para los no musulmanes.
Hora de comer. El guía nos llevó a un restaurante local. Estuvimos agusto y relajados sin prisa, también aprovechamos para cambiar el pañal de Eizan.
Nuestro siguiente lugar sería la Kasbah de los Oudayas. Otro de los sitios asombrosos de la ciudad.
Una antigua ciudad protegida por una imponente fortaleza. Esta ubicada en un alto, por lo que tiene unas preciosas vistas de Rabat y sus playas. Dentro podemos encontrar preciosos patios y jardines andaluces, pero sobre todo, el punto más destacado de este lugar son sus callejuelas decoradas en azul y blanco.
Es un sitio para recorrer tranquilamente y explorar cada uno de sus rincones.
Aquí estuvimos bastante tiempo callejeando, por lo que el guía nos sugirió la última parada en el zoco o medina.
La verdad ya estábamos bastante cansados y como ya hemos visto un montón de zocos de diferentes ciudades, y no suele haber nada que nos interese, decidimos regresar de nuevo a Casablanca.
Nos íbamos con un buen sabor de boca de Rabat, no nos había decepcionado.
Cenamos en un restaurante bastante moderno enfrente del hotel y tomamos algo, eso si, sin alcohol, ya que como en la mayoría de países musulmanes no venden alcohol en los bares excepto los hoteles.
Al día siguiente nos lo tomaríamos muy de relax, nos levantamos tarde y aprovechamos un poco la piscina. Después, pasaríamos el día en el Morocco Mall, un centro comercial enorme, el mas grande de Marruecos y uno de los mas grandes del mundo.
No hay mucho que destacar, lo típico, un montón de tiendas incluyendo las marcas y firmas mas famosas. Si tendríamos que resaltar algo es el gran acuario que hay en su interior. Pasamos buenos momentos con Eizan viendo los peces en su interior..
Por lo demás día tranquilo, mucha seguridad y más parecido a cualquier centro comercial occidental.
Y aquí acabada nuestra pequeña escapada a estas dos ciudades de Marruecos. Viaje corto pero ideal, debido al tipo de ciudad y cercanías a nuestro país.
Nos vemos en la próxima aventura….